mayo 7, 2025
Viviana Rantul - Artesana de Purranque - Región de Los Lagos - Chile

Viviana Rantul - Artesana de Purranque - Región de Los Lagos - Chile

Desde Purranque a París: Viviana Rantul lleva su arte textil ancestral a la Bienal Révélations, hilando memoria y territorio.

A pocos días de realizarse en la capital de Francia la Bienal Internacional de Oficios de Arte y Creación Révélations, entre el 21 y 25 de mayo 2025, instancia considerada la más importante para la artesanía contemporánea, conversamos con la artesana purranquina Viviana Rantul Bahamonde, seleccionada para participar en este evento, que se lleva a cabo en Europa, y en que estará representando al país y a nuestra comuna junto a otras 6 artesanas y artesanos chilenos.

Chile fue seleccionado con el proyecto “Alquimias del Habitar: Entra-mados de Resiliencia”, a cargo de la antropóloga Bárbara Velasco, obra que, según sus palabras, propone que el acto de entretejer es “como un proceso alquímico donde fibras, a menudo humildes y sencillas, se entrelazan y transforman en objetos de poder simbólico y estético”. Las obras abordan el entramado como hilo conductor, generando un entretejido cultural que recorre Chile de norte a sur.”

Menoko
Menoko

¿Cómo y en qué tiempo nace el arte y las técnicas que estás desarrollando ahora?

¿Cómo fuiste tejiendo este camino?

La verdad, yo siempre quise tejer, desde los 10 años, cuando en el colegio (Colegio Preciosa Sangre) nos llevaron a conocer La Escuela de Artesanos de Purranque y vi un tapiz, que me dejó maravillada. Un profesor de la escuela se acerca y me dice, ¿te gusta? y yo le dije, sí, me encantó el dibujo. Me dijo, no es un dibujo, o sea, es un dibujo, pero está tejido. Y eso me impresionó sobremanera. Así que yo me dije, eso es lo que quiero hacer.

Y me quedé con eso en mi corazón. Terminé estudiando Servicio Social, pero a la vuelta de los años, cuando retorné a Purranque y tuve a mi hija y no fui capaz de dejarla, entonces la vida hizo que Elba Cumián Soto, profesora de esa escuela, apareciera en mi vida y me empezara a enseñar. Eso fue el año 2006, principios del 2007 más o menos.

Y ahí empecé, Elba primero me enseñó la técnica de la tapicería, que son estos cuadros que se hacen en telar vertical, algo que ella misma tuvo que descubrir cuando estuvo como profesora en la escuela, porque esta técnica de tapicería es absolutamente rara o poco tradicional de ejecutar, sobre todo en países como los nuestros, porque es una técnica de tapicería que se conoce en Francia, como los gobelinos, que se conoce en México, que se conoce en Perú por la cultura Tiahuanaco, pero no tanto en Chile. Entonces fui aprendiendo la técnica de cómo mezclar colores, cómo hacer esto, cómo hacer lo otro, y luego empezaron mis inquietudes sobre qué plasmar en esos tapices, porque la idea no era estar copiando infinitamente los mismos dibujos de siempre de la Escuela de Artesanos, porque además no era algo que me representara tanto, porque yo no estudié ahí.

Entonces, sí me interesaban otras cosas y ahí fueron apareciendo ciertos “champurrismos” (mestizajes) míos que fui trabajando y presentando. Para lograrlo, me pareció importante estudiar gestión cultural y poder concursar en los fondos del Ministerio de la Cultura, porque era algo a lo que me quería dedicar de tiempo completo.

Corteza
Corteza

Entre paréntesis, ¿tú sientes que hay algo arraigado también en la técnica, o por lo menos en la materialidad de esto, digamos, porque la Escuela de Artesanos igual sirvió en algún momento como refugio para muchas mentes inquietas respecto a diferentes tipos de técnicas artesanales?

 Quienes llegaban ahí eran niños y adolescentes, y que, al pasar de los años, no pudieron -por cosas de la vida- trabajar en lo que aprendieron. Otros, lograron una excelencia, un reconocimiento o una evolución dentro de lo que hicieron. Pero igual, a todos, les sirvió, porque lo que la escuela quería formar, como bien decía uno de los profesores, no eran artistas, sino artesanos que tuvieran un oficio que les permitiera ganarse la vida o que complementara su trabajo, porque la mayoría era del mundo rural.

Por eso también la selección de esos oficios acá en Purranque, tenía que ver con el cuero, la cestería, el tejido y el tallado. Así que, sí, obviamente, cuando tú haces un trabajo artesanal o artístico, siempre el territorio es lo que a ti te marca respecto a qué materiales vas a usar, porque es lo que tú conoces de siempre. Entonces, yo también debí aprender a conocer la lana, pero como buena inquieta, me volví bien estudiosa.

Entonces, me dije, si ya uso la lana pues también puedo usar una fibra vegetal, también la podría tejer. Así llegó a mi cabeza que en Purranque se sembraba y elaboraba lino. Y que tenemos mucha manila. Entonces, empecé a trabajarlas, finamente, y averiguar y estudiar, ¿cómo y cuándo se cosecha? ¿Cómo se prepara? Me dije, Todas las cosas tienen una preparación, una fecha, que tiene que ver, además, con el saber mapuche sobre las posiciones de la luna y las fechas para el corte de las fibras vegetales a utilizar. Asimismo, el proceso realizado con las manilas, que las secas, que después las partes, que después las vuelves a mojar, etcétera. Así fue que presenté mi primera obra tejida con fibras vegetales (lino y manila) para postular al Sello de Excelencia 2024 y gané. Imagínate, estamos hablando que lo fui pensando desde el 2007 y lo concreté el 2024. Fue un camino de mesa, hermoso, tejido en mi telar de pedales, los que también Elba me enseñó a trabajar.

Este producto llamó la atención porque eran lino y manila. Justificado en su pertinencia territorial ya que en Purranque se producía lino.

Además, la manila o la ñocha también es un elemento vegetal que es pertinente y se encuentra en todo Chile sin siquiera ser una planta nativa. Esta planta llegó de Nueva Zelanda y fue adoptada por artesanos como parte de su territorio. Fue traída para usarse como cercos, al igual que las murras (mora).

Puedo contarte también que se dieron cuenta de que era una planta muy generosa en el sentido de que sus hojas nos permiten tejerlas, su raíz dura nos permite teñir lana y también un trocito de su hoja, baja el azúcar en la sangre.

Muchas de las cesterías de Chiloé están hechas en fibra de manila. Así que esas son fibras y elementos que he ido incorporando, por lo que ahora no me considero solo una tejedora de lana, sino también una tejedora de fibras.

Muchas veces solo te pagan los pasajes para ir a muchas partes, pero lo que siempre he tenido de chiquitita es, primero, y eso es algo que dijo justamente el señor que hizo la Torre Eiffel, antes que la técnica, está el amor. Y yo amo tejer. Cuando tú haces las cosas con amor, se nota porque tú no las vas a hacer mal. Yo nunca esperé los sellos, nunca esperé ir a ninguna parte, pero me ha resultado que fondo que presento, me lo gano, y siento que de alguna manera he ido retribuyendo cada peso que el Estado me ha dado y devuelto a mi propio país.

DE PURRANQUE A PARÍS

Para la artesana purranquina, las cosas se van sucediendo de una u otra manera y en el marco de una exposición en Santiago es que “justo la curadora, Bárbara Velasco, que era la directora de esa plataforma, cuando vio el dossier de Kurruf,  le gustó mi obra Lafquen Kurruf  y me invitó para integrarme en su propuesta para la Bienal Revelación París 2025 que se va a realizar en el Grand Palais  en Mayo, donde podré exhibir mi primera obra volumétrica”.

Es una alegría, pero también te da un poquito de nervio e incluso susto. Siento que todo ha sido un poco rápido en cosas que no he buscado, pero se han ido dando. Desde postular a través de mis obras expuestas a este día a punto de viajar a Europa”.

¿Tiene alguna similitud o ves algún gancho con otras artistas tan importantes como Violeta Parra, por ejemplo, cuya obra trascendió la frontera chilena y se fue justamente a Francia donde tuvo una caja de resonancia mayor a nivel mundial? Exactamente. O sea, París en los años de Violeta Parra obviamente era el gran sueño de todo artista para darse a conocer porque es la cuna, ¿cierto? de grandes artistas y muchas manifestaciones artísticas, mucha experimentación. El renacimiento, la revolución industrial, todo.

¿Cómo vives ese paralelismo entre ella y tu experiencia?

Lindo, hermoso. Porque imagínate ¿yo? una “mujercita” de Purranque. Mi mami, una dueña de casa, mi papi, un carpintero, mueblista…. Yo nunca pensé este día, jamás.

Mi papá siempre me decía:” lo que tú quieres hacer, hazlo. Vibra con eso y trata de hacerlo lo mejor posible y vas a ver que alguien, algún día, lo va a ver y te va a reconocer”. Y eso es lo que está sucediendo 18 años después de haber comenzado este camino, que, paradójicamente, se ha ido “hilando”. Así como el destino, que ha ido “tramando” cosas para que llegara este momento, para esta, una “mujercita” de pueblo, como yo, igual que Violeta. Claro que ella se fue sola, a ella no la apañó el Estado como nos está apañando a nosotros que nos paga los pasajes, traslado de las obras, paga stand y seguros.

Entonces ahora, lo que nosotros llevamos a Revelación no son sólo artesanías. Por primera vez, el mismo consulado de Chile en Francia dijeron estar absolutamente asombrados de que la artesanía por fin haya evolucionado tan sorprendentemente a piezas más artísticas, contemporáneas y escultóricas, que es lo que buscan los europeos, el poder ver arte, pero un arte que no sea tan aséptica, tan perfecta como una obra de mármol o vitrales, tan re pulidos. En este caso, podrán ver algo así como… una tejuela que es perfecta, pero que es rústica a la vez, ¿me entiendes? Que tiene una materialidad, un significado, una historia. Que tienen textura e incluso aroma.

Mi obra tiene un aroma maravilloso, porque los tejidos en manila tienen olor. Yo la mojo y el olor inunda la sala. Eso me parece muy significativo y hermoso a la vez.

Latúe
Latúe

EL PASADO Y LO FAMILIAR EN UNA OBRA

Tu papá era artesano. Trabajaba con madera, con elementos que están vivos para transformarlos en otras cosas también que sean de utilidad.

Siempre he pensado que uno también recoge mucho del pasado en el camino de hacer arte. Elementos del pasado y de nuestra propia historia se traspasan.

Es decir, está presente ahí todo el día. Mi padre siempre fue una persona muy creativa que siempre soñó con ser inventor. Entonces yo creo que tengo un poco de eso también. Y de ir evolucionando en el sentido de que, por ejemplo, puedo pasar 3 o 4 seis años planeando una cosa porque me enseñaron que hay que hacerlas bien. Y que uno tiene que planear y planificar una obra que cuando se transforme en realidad esta sea un aporte.

La cultura tiene que ser una cosa que aporte, que sacuda, que dé que hablar. Y creo que es bonito que ahora el arte en Chile también se considere a mucho artesano que aporta en ese sentido.

Yo creo que es distinto hacer arte cuando tú tienes oficio. Cuando tú tienes oficio, tienes técnica. Entonces es bonito que la gente que sabe, lo reconozca.

A nosotros nos pasó mucho, en las exposiciones de Kurruf donde las tres somos artesanas, una de las cosas que más agradeció la gente, además de que están muy bonitas todas las obras, es que se nota el oficio. Está muy bien ejecutada cada puntada, cada hebra, el lugar donde la colgaron, la luz que le pusieron, todo completa una visión.

Al respecto, ¿cuál es tu fondo, tu visión, qué es lo que mueve las obras que plasmas?

En mi lenguaje están presentes las madres, la mujer. Y te explico por qué:

Cuando egresé de Servicio Social empecé mi descubrimiento como mujer mapuche, por lo que quise hacer mi práctica en la Conadi (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena) Eso me sirvió muchísimo, pero además estuve dos años recorriendo el territorio desde Valdivia hasta Chiloé, en las comunidades, para reconocerme. ¿Por qué? Porque yo me sentía como los hijos adoptados que quieren buscar a sus padres biológicos, yo quería buscar esa raíz mía. Y cuando lo hice, me di cuenta que en mi familia había mucho de eso. Pero que no se hablaba explícitamente, no porque no quisieran, sino porque ellos también lo ignoraban.

¿Por qué? Porque obviamente a nuestros abuelos, bisabuelos, pertenecientes a la cultura mapuche se les prohibió su idioma, su lengua, se les prohibió sus cantos, se les prohibió sus manifestaciones culturales, sus rituales, entonces obviamente ellos no tenían el idioma, no tenían cómo manifestarse, pero aún así por ejemplo mi mamá toda la vida a mí me trató con lawen, siempre me enseñó respeto y aprecio por la naturaleza y toda la creación. Y mi papá también. Todas las cosas que conocía de la madera:  saber a qué edad se cortan, a qué hora se corta, para qué sirve cada uno, cómo se guardan, cómo se aserraban, etc. Todos elementos que son del pasado y que cuentan una historia de nuestros antepasados, en mi caso mapuche.

Es decir ¿existe una suerte de búsqueda personal y reconocimiento del pasado?

 Yo creo que la cultura Mapuche se le considera fuerte, no porque los hombres tengan más músculos, sino por lo que ha sabido hacer para poder permanecer, que es adaptarse a la historia y a los cambios que le han sido impuestos.

Cuando llegaron los españoles y ellos le tenían miedo al caballo, ¿qué hicieron? aprendieron a quererlo y después lo aprendieron a cabalgar y lo usaron a favor. Lo adoptaron para sí. Eso es lo que se hace hasta los días de hoy. Entonces, ¿qué están haciendo las generaciones como las mías y anteriores a las mías? Re aprender.  Por eso se habla de la revitalización, del rescate del idioma, de la religión, de la cosmovisión. Y no es fácil. Pero por lo menos, hoy en día, y tú lo ves en el Censo, somos muchos los que nos reconocemos como mapuches, huilliches, picunches o lafquenches.

A los europeos los voy a ver como otros hermanos creadores del viejo mundo, a ver en qué están, qué materiales, qué los motiva. Yo en realidad voy a mostrar, pero también voy a aprender. Esa es mi mayor motivación.

¿Crees tú que por ahí está la raíz a lo mejor de lo que se podría llamar cultura chilena, que muchos dicen que no existe, o que está opacada, o mediatizada?

Es un reconocimiento del pueblo, pero también es un reconocimiento propio. O sea, tú tienes que saber qué eres. Pero es una búsqueda personal. Nadie te puede decir que salgas a buscar quién eres tú. Tú tienes que, en tu propia inquietud, saber qué es lo que eres. Y porque, además, Chile no es sólo descendiente del pueblo Mapuche. En Chile son ocho pueblos más los que habitan este territorio de norte a sur. Entonces cada uno busca y ve que, en realidad, hay manifestaciones que han estado latiendo y que nunca han muerto.

Y eso es lo que ahora se está revitalizando y sacando adelante.

Retomando tu pregunta anterior, en ese camino de búsqueda personal, fui buscando, y tú me preguntas ¿qué te mueve?, yo te respondo las madres, las mujeres, porque yo soy mujer. Porque siempre he tenido una relación muy cercana con la luna. Y ella es madre. Porque en mi cosmovisión, mis abuelas, mis bisabuelas, mis tatarabuelas, eran mujeres fuertes, que trabajaban duro, hacían cercos, tejían, cuidaban de sus familias, lavaban a mano, pasaron necesidad, educaron y sanaron. Y yo creo que ellas están presentes en mí y en mi obra, porque todas ellas me habitan. Algunas de ellas hablan a través de mis manos. Por eso yo hablo de cosas muy sencillas y naturales, muy domésticas como el viento, la luna, una flor, una corteza, un remolino, del viento.

Si tú me preguntas qué es lo que me mueve, es la mujer, esa madre naturaleza, la ñuque mapu. Es la conexión con la vida, con el día a día.

En otro sentido, si me preguntas por qué hago esto, es muy simple: Es que me gusta tejer. Y nada más. No busco fama ni riquezas, simplemente me gusta tejer.

Viviana Rantul - Artesana de Purranque - Región de Los Lagos - Chile
Viviana Rantul - Artesana de Purranque - Región de Los Lagos - Chile

¿Y LA CULTURA EN PURRANQUE?

En relación a la cultura local, la artesana sureña le envía un mensaje a la comunidad en general que no valora o no ve en su hacer una manifestación cultural. En relación a su propia experiencia, mencionando desde la señora dueña de casa que hace su pan amasado y conservas o al joven estudiante o trabajador que se va de la comuna a Santiago, todos quieren volver porque una vez que conocen Santiago o el extranjero, valora y añora elementos propios de acá: sus vecinos, la plaza, los personajes de la comuna, los cantos de los pájaros, el olor de tierra mojá, el olor a pancito recién hecho. Así que, oiga, mi sobrino que trabaja allá en Santiago, cada  fin de semana largo que puede, se vuelve al sur, porque necesita la paz, porque necesita ver a su gente, sus afectos, la gente reír, caminar tranquila, la lluvia, el humo de los cañones.

 Esa es la cultura de Purranque. Y creo que tienen que valorarla. Yo amo Purranque.

Yo me cachiporreo con Purranque. Siempre digo que es la ciudad más linda del sur de Chile y por eso yo me volví a vivir aquí. Y creo que a mis hijos les sirvió crecer en esta ciudad.

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