Nuestro futuro también se construye desde las comunidades “Pequeñas”

Quiero aprovechar este espacio para plantear una propuesta que nace desde el trabajo territorial que realizamos día a día como Consejero Regional. No es una idea improvisada ni una visión de escritorio. Es algo que he visto con mis propios ojos en cada visita a las comunidades, en cada conversación con dirigentes y vecinos, esto es: la urgente necesidad de impulsar el desarrollo de nuestras localidades semiurbanas.
Me refiero a lugares como Corte Alto en la comuna de Purranque, Riachuelo en Río Negro, Las Lumas en Osorno, Nueva Braunau en Puerto Varas, Alerce, La Vara o Piedra Azul en Puerto Montt, Pilmaiquén en Puyehue, Contao en Hualaihué, Pargua en Calbuco, Chacao en Ancud, entre otros.
Son territorios que, sin ser grandes centros urbanos, tampoco responden al perfil clásico de lo rural. Están justo en el medio, y ese “entre medio” ha significado estar fuera de los focos de inversión y planificación pública por demasiado tiempo.
Esto es un error que debemos corregir con decisión. Estas localidades tienen historia, identidad, una población estable, servicios mínimos y una clara vocación productiva. Pero también tienen carencias profundas: calles sin pavimentar, nuevas viviendas y viviendas sin regulación, ausencia de servicios básicos como bancos, farmacias, estaciones de servicio, canchas, plazas o centros comunitarios. Todo esto limita no solo la calidad de vida, sino también las oportunidades de desarrollo económico, empleo local y cohesión social.
- Como consejero regional, estoy convencido de que ha llegado el momento de construir una estrategia específica para estas zonas intermedias. No basta con esperar que “algún día les toque”. Debemos priorizarlas de forma clara en la planificación regional.
Propongo, en concreto, cinco ejes de trabajo:
Vivienda digna y barrios integrados, con una planificación urbana acorde a la realidad de cada lugar y acceso efectivo a servicios. - Infraestructura básica y espacio público de calidad, con calles pavimentadas, veredas seguras, luminarias y espacios recreativos.
- Atracción de servicios esenciales, como bancos, farmacias, supermercados y bencineras. La inversión pública debe abrir camino para que llegue la inversión privada. Si mejoramos las condiciones, lo privado llegará. Si no hacemos nada, seguirán esperando.
- Formación y fortalecimiento del capital humano, con especial foco en jóvenes, cultura local, oficios, emprendimiento y tejido social.
- Gobernanza territorial con participación real, donde los municipios, juntas de vecinos y organizaciones sean parte activa del diseño y ejecución de estos planes.
La región de Los Lagos necesita equilibrio. No todo puede seguir girando en torno a las ciudades principales como Puerto Montt, Osorno o Castro. También debemos apostar por estos pueblos que, aunque pequeños en población, son grandes en potencial y pertenencia.
Desde el Gobierno Regional tenemos la herramienta y la responsabilidad para hacer esto realidad. No se trata solo de proyectos individuales o soluciones parche. Se trata de mirar estratégicamente el futuro, y entender que el desarrollo regional debe ser con todos los territorios, no solo con algunos.
El desafío está sobre la mesa. Lo que falta ahora es voluntad política, planificación seria e inversión con sentido de equidad. Yo estoy disponible para empujar esta agenda he invito a que como Consejos, como autoridades, y como región, tomemos esta decisión de frente.
Porque el futuro no se construye solo en las capitales. También se construye en esos márgenes que hoy claman por ser parte del desarrollo.