noviembre 21, 2024

El Naufragio de la Escampavía Janequeo y el Patrullero Leucotón: Tragedia y Heroísmo en Bahía San Pedro

El naufragio de la escampavía Janequeo y los eventos que lo rodearon no solo constituyen un hecho trágico en la historia de la Armada de Chile, sino que también representan un episodio cargado de heroísmo, lecciones aprendidas y memoria histórica. La ampliación de estos acontecimientos permite comprender mejor el contexto y las consecuencias de esta tragedia que marcó un antes y un después en las operaciones navales chilenas.


El Patrullero Leucotón: El Primer Acto de la Tragedia

El patrullero Leucotón, diseñado para operaciones de reabastecimiento y apoyo en zonas remotas, zarpó desde Talcahuano a inicios de agosto de 1965 con una misión esencial: abastecer los faros australes que aseguraban la navegación en el extremo sur del país. Estas misiones, críticas para la seguridad marítima, requerían embarcaciones bien equipadas y tripulaciones experimentadas, especialmente debido a las condiciones climáticas extremas características de la región.

Durante la travesía, el Leucotón enfrentó un temporal que superaba las capacidades de la nave para continuar su misión con seguridad. El buque logró llegar a Bahía San Pedro, en las costas de Purranque, y encalló en la playa de Manquemapu. Su tripulación quedó atrapada, con escasos recursos y en una situación de alto riesgo debido a las tormentas persistentes.


El Envío de la Escampavía Janequeo

La escampavía Janequeo, bajo el mando del Capitán de Corbeta Marcelo Léniz Bennett, fue despachada desde Talcahuano para rescatar al Leucotón y a su tripulación. Esta embarcación, con capacidades de remolque y rescate, era ideal para enfrentar situaciones de emergencia marítima. Sin embargo, las condiciones climáticas en Bahía San Pedro eran mucho peores de lo esperado.

A bordo del Janequeo también viajaba una partida de salvataje encabezada por el Capitán de Fragata Claudio Hemmerdinger Lambert. Este grupo, especializado en maniobras de rescate, debía ejecutar las labores necesarias para liberar al Leucotón y garantizar la seguridad de su tripulación. Sin embargo, la naturaleza tenía otros planes.


La Tormenta Perfecta

Cuando el Janequeo llegó a Bahía San Pedro, se encontró con un mar embravecido, olas de hasta 15 metros de altura y vientos huracanados que hacían extremadamente difícil cualquier maniobra. A pesar de las condiciones adversas, la tripulación del Janequeo intentó remolcar al Leucotón. Durante estas maniobras, el cable de remolque quedó atrapado en la hélice del Janequeo, lo que dejó a la nave sin propulsión.

A la deriva y sin control, el Janequeo fue arrastrado hacia los roqueríos cercanos. Las olas lo golpearon repetidamente hasta que la nave se partió en dos, hundiéndose en las gélidas aguas de la bahía.


El Heroísmo de la Tripulación

De los 66 marinos a bordo del Janequeo, 52 perecieron en el naufragio, entre ellos los comandantes Léniz y Hemmerdinger. Los sobrevivientes relataron actos de valor extraordinario, como el del Cabo de Máquinas Leopoldo Odger Flores, quien sacrificó su vida intentando salvar a sus compañeros. Otro caso emblemático fue el del Marinero Mario Fuentealba Recabarren, que se lanzó al agua para rescatar a varios miembros de la tripulación.

A pesar del desastre, la tripulación del Leucotón logró sobrevivir al temporal, refugiándose en la playa de Manquemapu. Fueron rescatados días después, marcando el final de un episodio que dejó lecciones imborrables sobre los riesgos del mar y la necesidad de preparación en operaciones de rescate.


Impacto y Reflexión

La pérdida del Janequeo fue un golpe devastador para la Armada de Chile. Este episodio evidenció las limitaciones de las embarcaciones disponibles en ese entonces para enfrentar las condiciones extremas del sur del país. También puso de manifiesto la importancia de mejorar los procedimientos de rescate y la capacitación de las tripulaciones en escenarios de alta complejidad.

En los años siguientes, la Armada implementó cambios significativos en sus políticas y prácticas operacionales. Se diseñaron embarcaciones más robustas y mejor equipadas, y se fortaleció el entrenamiento en rescates marítimos.


El Legado del Janequeo

El naufragio del Janequeo no solo dejó un profundo dolor en la comunidad naval y las familias de los marinos caídos, sino que también sirvió como recordatorio del sacrificio y compromiso de quienes arriesgan sus vidas en el mar. La memoria de los héroes de Bahía San Pedro se perpetúa en ceremonias anuales y en los buques actuales que llevan los nombres de Leopoldo Odger y Mario Fuentealba.

El documental “Janequeo: Cuando el Último Parta” y diversas publicaciones sobre el evento han permitido mantener vivo el recuerdo de esta tragedia, subrayando la importancia de aprender del pasado para evitar futuras pérdidas.


Conclusión

El 15 de agosto de 1965, Bahía San Pedro fue testigo de un capítulo oscuro en la historia de la Armada de Chile. Sin embargo, este evento también destacó la valentía y el compromiso de los marinos que dieron su vida en cumplimiento del deber. Hoy, el Janequeo y su tripulación permanecen en la memoria colectiva como símbolos de sacrificio, resiliencia y heroísmo.


Referencias

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