junio 29, 2025
Autor Rubén Silva

Autor Rubén Silva

La poesía popular difumina las divisiones de clase al integrar lenguaje culto en expresiones del pueblo.

Teniendo en cuenta que las clases sociales existen, pudiendo ser percibidas en diferentes ámbitos, lugares y diversas formas. (Aunque no en todos estos sitios es posible distinguirlas con claridad). Siendo uno de estos espacios el arte, específicamente, la literatura y en especial la poesía escrita y oral, donde estas diferencias se pueden difuminar, aunque de forma muy sutil, como también en el propio leguaje, y el habla cotidiana. Aunque por cierto puede resultar difícil asimilar a primera vista esta idea, esta especie de mímesis.  Sin embargo, puedo dar fe, de lo que digo, ya que después de haber leído el libro “cómo se Canta la poesía popular”, de Desiderio Lizana, libro publicado por allá en 1912, en Santiago de Chile, donde queda de manifiesto lo que digo, porque la poesía popular utiliza conceptos relacionados a una clase social por lo general vista como más culta y privilegiada en el acceso a la cultura y a la información. Esto es posible demostrar por el uso reiterado, de las palabras composición y contrapunto, por ejemplo, junto a diversos esquemas y estructuras poéticas, devenidos más bien de un lenguaje técnico y erudito en torno a la poesía lírica, además de ciertas ideas e historias relacionadas con el catolicismo más ortodoxo, todos recursos que funcionan como la base de la poesía, en su versión popular, en el contexto del canto a lo divino y humano. Sin embargo, históricamente han sido utilizados también para entender el arte poético, desde occidente y siempre desde el punto de vista de una clase social, a todas luces más privilegiada. Esta suerte de simbiosis de palabras, recursos lingüísticos y conceptos comúnmente asociados a otro estrato social, son utilizados libremente, de forma natural en la poesía popular, sin prejuicios ni temores de ningún tipo, haciendo gala los poetas de estos elementos en sus enfrentamientos y duelos poéticos, donde se ejercita la improvisación, devenida de una forma previamente aprendida y establecida de recitación. ¿Es esto positivo?, me interrogo mientras continúo escribiendo. Mi respuesta es afirmativa. Puesto que esta relación me puede hacer ver que la cuestión de las clases sociales y la diferenciación de distintos grupos de personas, mediada por cuestiones culturales y de dinero, es meramente artificial, sin un sustento firme, anclado en aspectos políticos o sociales. Por lo tanto, es posible asegurar que estamos frente a una fantasía creada por siglos de exclusión social y mala distribución de bienes culturales y económicos.

Teniendo todo esto en cuenta, quiero enfatizar lo siguiente: 

Que, en el contexto del lenguaje y el arte, separar lo que se conoce como alta y baja cultura, es un mero artificio, nada ingenuo, por cierto, si entendemos que por lo general hay una clase social que siempre pierde, respecto de otra en gran número de cosas, por lo tanto, es llevada a los márgenes en las más diversas situaciones. Cuestión que por más común que sea, no deja de parecer sospechosa junto con anormal. Bueno, la cosa es que teniendo en cuenta los conceptos que son usados por los poetas, que rescata Lizana, gente del pueblo, sin duda, común y corriente, sin ninguna ilustración, como el mismo autor señala, he podido darme cuenta que muchos poetas tienen un uso más bien cotidiano de términos técnicos y un lenguaje asociado más bien a lo que se conoce como clase alta o gente más instruida, en cuestiones de conocimiento o cultura. Por ejemplo, como ya he dicho, se usan indistintamente las palabras contrapunto, composición, décimas, cuartetas y otras diversas estructuras e ideas de la poesía lírica, todos conceptos más bien asociados a un conocimiento técnico y relacionado a lo que se acostumbra llamar gente ilustrada, más afín a la clase alta, cuestiones con las que, por lo general, también se analiza, junto con estudiarse la música y poesía occidental.  Quiero enfatizar también que esta distinción (alta y baja), se difumina en el uso del lenguaje cotidiano de los poetas populares, porque los conceptos que ellos manejan  se ocupan indistintamente su procedencia más obvia, y se utilizan como parte de un conjunto en su uso común y corriente, no habiendo división de ningún tipo o clase social, entre ellos. Asunto que, a mi modo de ver, deja de manifiesto que en el habla cotidiana y usual de la gente de a pie, o no ilustrada como se nos señala en el libro mencionado, el uso del lenguaje tiene más que un uso de clase social, un uso anclado en las necesidades más obvias de entender la vida, mientras se comprende el mundo donde se vive, y con ello, poder realizar una actividad como la recitación o composición de poesía popular, de manera más natural y honesta, sin duda. En este caso quiero mencionar que el arte junto al lenguaje, funcionan como una especie de herramienta de lucha contra la violencia, y desmedro de un grupo social sobre otro.  Por lo que la poesía tan desarrollada en un país como Chile, se transforma en un vehículo de liberación que fomenta la igualdad entre las personas, difuminando, acaso eliminando, todo rastro de división de clase social.  Esto demostraría que una manifestación humana como la poesía está más allá de un pueblo o cultura particular, puesto que todos los grupos y sociedades humanas a lo largo de la historia del hombre, se han valido de ella, como instrumento para expresar por lo general lo bello y lo que no se puede alcanzar de manera fácil con un lenguaje cotidiano, común y corriente.

Por Rubén Silva

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