El Liceo Bicentenario Tomás Burgos despidió a la Generación 2025. El director Gustavo Sepúlveda instó a los más de 80 egresados a construir su futuro con voluntad, ética y responsabilidad social.
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En una ceremonia cargada de simbolismo y emotividad, el Liceo Bicentenario Tomás Burgos de Purranque licenció a más de 80 estudiantes de su generación 2025. El evento, realizado este martes 25 de noviembre a las 15:00 horas en el gimnasio del establecimiento, no solo marcó el cierre de una etapa académica para los cinco cursos de cuartos medios, sino que se constituyó, en palabras de su director, Gustavo Sepúlveda Sánchez, como un verdadero “rito de paso” hacia la vida ciudadana.
Ante una audiencia compuesta por autoridades, docentes, asistentes de la educación y familias, el director Sepúlveda articuló un discurso que trascendió la despedida tradicional, enfocándose en la ética, la responsabilidad pública y la construcción del proyecto de vida.
El director inició recordando el origen del establecimiento, destacando que el liceo es fruto de un sueño colectivo de hace más de medio siglo, cuando hombres y mujeres de Purranque buscaron que sus hijos pudieran educarse sin abandonar sus raíces. “Ustedes no se licencian de cualquier establecimiento”, enfatizó Sepúlveda, recordando a los egresados que son herederos de un esfuerzo comunitario que hoy se erige como un símbolo de la educación pública en el territorio.
El núcleo del mensaje educativo se estructuró en torno a tres metáforas culturales potentes, diseñadas para guiar a los jóvenes en su nueva etapa:
El Fuego de Prometeo y la Responsabilidad: Sepúlveda comparó la labor del liceo con el mito de Prometeo, entregando a los estudiantes el “fuego” del conocimiento científico, humanista y técnico-profesional. Sin embargo, advirtió que este poder conlleva una exigencia ineludible: la responsabilidad. El director instó a los jóvenes a utilizar sus capacidades no para destruir, sino para “construir, cuidar e iluminar”, basándose en el respeto y la empatía.
El Camino de Machado: Citando al poeta Antonio Machado (“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”), la autoridad educativa reconoció el fin de la ruta predecible que ofrece la estructura escolar. A partir de ahora, señaló, el camino se vuelve propio y menos predecible, invitando a los estudiantes a medirse por la coherencia entre sus sueños y sus actos, y no por comparaciones externas. Además, hizo hincapié en que este camino se recorre en un territorio concreto —Purranque y la Región de Los Lagos— que exige un compromiso con el cuidado del medio ambiente.
El Tesoro de Saint-Exupéry: Finalmente, evocando a Antoine de Saint-Exupéry, Sepúlveda recordó que “el verdadero tesoro está en los sueños y la voluntad para realizarlos”. Fue enfático al señalar que el sueño sin voluntad es mera fantasía; la verdadera realización requiere perseverancia, ética y esfuerzo diario.
El discurso también sirvió para reafirmar la calidad de la educación pública impartida en el Liceo Bicentenario. El director destacó los altos estándares logrados, evidenciados en los resultados de la PAES, el trabajo en especialidades técnico-profesionales y la articulación con instituciones de educación superior como INACAP, la Universidad de Los Lagos y la Universidad Austral.
“Confiamos en ustedes”, declaró el profesor Sepúlveda hacia el cierre, “no porque sean perfectos, sino porque han demostrado que son capaces de aprender, cambiar y crecer”.
La ceremonia concluyó consolidando a los nuevos exalumnos como embajadores de la educación pública de Purranque, instándoles a que la vida que comienzan a construir honre tanto el esfuerzo de sus familias como la historia del establecimiento