enero 22, 2025
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El proverbio y la Ley Karin destacan la importancia de una comunicación respetuosa para evitar acoso y violencia laboral.

El adagio “Soy dueño de mis silencios y esclavo de mis palabras” nos recuerda la importancia de la prudencia en nuestra comunicación. Aunque su origen exacto es incierto, se atribuye comúnmente a Aristóteles y ha sido retomado por diversos pensadores a lo largo de la historia. Este refrán subraya que, mientras el silencio nos otorga control, las palabras, una vez pronunciadas, pueden comprometernos de maneras inesperadas.

En el ámbito laboral contemporáneo, este proverbio adquiere una relevancia particular, especialmente tras la promulgación de la Ley N.º 21.643, conocida como Ley Karin, en Chile. Esta normativa, vigente desde el 1 de agosto de 2024, establece un marco legal claro para la prevención y sanción del acoso y la violencia en el entorno laboral.

Inspirada en la trágica historia de Karin Salgado, una funcionaria de salud que sufrió acoso laboral sistemático, la ley busca erradicar conductas abusivas y promover ambientes de trabajo respetuosos y seguros.

La Ley Karin no solo se enfoca en las acciones de empleadores o superiores jerárquicos, sino que también considera el acoso entre compañeros y hacia las jefaturas. Esto incluye comportamientos como descalificaciones, menosprecios, maltratos o burlas, muchas veces manifestados a través de la comunicación verbal. En este contexto, el proverbio mencionado nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras palabras pueden influir en el bienestar de nuestros colegas y en la calidad del ambiente laboral.

La comunicación en el trabajo es una herramienta poderosa que puede construir o destruir relaciones profesionales. Una palabra hiriente o un comentario despectivo pueden tener efectos duraderos en la autoestima y la salud mental de una persona. Por ello, es esencial ejercer un control consciente sobre lo que decimos, fomentando una comunicación asertiva y empática.

La Ley Karin establece obligaciones claras para las organizaciones, como la implementación de protocolos de prevención del acoso sexual, laboral y violencia en el trabajo. Además, promueve la creación de canales de denuncia y la realización de capacitaciones para sensibilizar a los trabajadores sobre la importancia de mantener un trato digno y respetuoso. Estas medidas buscan generar un cambio cultural en las empresas, donde la comunicación respetuosa y la consideración por el otro sean pilares fundamentales.

Es importante destacar que la ley contempla sanciones para quienes incurran en conductas de acoso o violencia, que pueden ir desde amonestaciones verbales hasta el despido, dependiendo de la gravedad de la falta. Esto refuerza la necesidad de ser conscientes de nuestras palabras y acciones en el entorno laboral, entendiendo que tienen consecuencias legales y éticas.

El adagio “Soy dueño de mis silencios y esclavo de mis palabras” nos invita a una introspección sobre nuestra forma de comunicarnos en el trabajo. La promulgación de la Ley Karin en Chile refuerza la importancia de esta reflexión, al establecer un marco legal que promueve ambientes laborales libres de acoso y violencia. Al ejercer un control consciente sobre nuestras palabras, contribuimos a la construcción de espacios de trabajo más saludables, respetuosos y productivos.

Bibliografía

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